Lo sucedido perfectamente se puede resumir con la frase: una de cal y otra de arena, una de ilusión, dieciocho de decepción. Este equipo funciona así.
Lo mejor que no me ha pillado por sorpresa porque nunca confié en que sacasen la eliminatoria adelante. Pero eso sí, la tristeza y rabia que ahora tengo no me la quita de encima nadie.
Ahora al Calderón, toca ganar y se va a ganar. La zona medio noble nos espera y ganando a los colchoneros se nos puede poner a huevo. De lo contrario volveremos a lo de siempre: a que el partido de casa, esta vez con el Sporting, vuelva a ser clave para seguir en la zona tranquila.
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