18 de mayo del año 2014. una nueva fecha a grabar en la historia del Club Atlético Osasuna. Y esta vez no por algo precisamente bueno. Descenso a Segunda División.
Tras 14 años en la máxima categoría y estando a tan solo una permanencia del récord de temporadas consecutivas en Primera División, decimos hasta luego. Osasuna abandona la (para mí) mal llamada mejor liga del mundo para adentrarse en lo que por ahí llaman, la categoría de plata o el infierno de la Segunda División; del que por otra parte, esperemos salir más pronto que tarde.
Ha sido una de esas temporadas a la que bien se le podría aplicar eso de "lo que mal empieza, mal acaba".
Nos remontamos a junio.
Había acabado una temporada - siendo finos - titubeante. Y el proyecto estaba más cuestionado que nunca. Pero se tiró para adelante. De nada sirvieron las experiencias pasadas con Ziganda y Camacho. Por tercera vez se optó por dar continuidad a algo que estaba ya claramente agotado y, por tercera vez desde el club, se metió la pata hasta el fondo.
Nos remontamos a junio.
Había acabado una temporada - siendo finos - titubeante. Y el proyecto estaba más cuestionado que nunca. Pero se tiró para adelante. De nada sirvieron las experiencias pasadas con Ziganda y Camacho. Por tercera vez se optó por dar continuidad a algo que estaba ya claramente agotado y, por tercera vez desde el club, se metió la pata hasta el fondo.
Llegamos a la pretemporada. Mes de julio. La pasamos con más pena que gloria.
Y tras ello la liga. Estábamos en agosto y la comenzamos como la acabamos. Esto provocó que una vez acabada la jornada 38+3 (previa a un parón de dos semanas) sucediese lo que muchos teníamos claro que sucedería. Relevo en el banquillo tras pleno de derrotas y también... jaleo en los despachos.
Comenzaba por tanto el mes de septiembre y Osasuna se encontraba con los puestos de entrenador y de director deportivo (a quién también erróneamente se le dio continuidad tras acabar la temporada) vacantes.
Y tras ello la liga. Estábamos en agosto y la comenzamos como la acabamos. Esto provocó que una vez acabada la jornada 38+3 (previa a un parón de dos semanas) sucediese lo que muchos teníamos claro que sucedería. Relevo en el banquillo tras pleno de derrotas y también... jaleo en los despachos.
Comenzaba por tanto el mes de septiembre y Osasuna se encontraba con los puestos de entrenador y de director deportivo (a quién también erróneamente se le dio continuidad tras acabar la temporada) vacantes.
Fue entonces cuando llegó Javi Gracia. Al equipo le costó arrancar, aunque no tanto en resultados como en juego. Tras perder el partido de su debut (ante el Getafe por 2-1), se ganó al Elche en El Sadar (2-1) para después encadenar dos derrotas consecutivas, firmar una primera parte de ensueño y esperanzadora en Málaga (0-1) y parar al Barça de los récords (0-0). A continuación se logró parar al Real Madrid también (2-2) y en el mes de diciembre, cuando el equipo alternaba Liga y Copa se consiguió una de las mejores rachas de la temporada que continuó en el mes de enero y que se vio frenada con la segunda goleada de la temporada tras aquel partido contra la Real en Anoeta (5-0). Fue ante el Athletic (1-5), un partido de gran rivalidad que Javi Gracia no supo plantear.
Y llegó febrero con el partido ante el Atlético de Madrid. Partido tan descomunal como la serie de batacazos que iban a venir después. 3-0 al equipo de moda, elogios que venían de todos los lados y permanencia al alcance de la mano. Pero llegó la relajación en el equipo y en el entorno, que además de pedir que se siguiese mirando para abajo (colchón de puntos mediante) ya hablaba de renovaciones de jugadores y demás...
Aquel fue el momento clave de la temporada. Osasuna visitaba al Levante (séptimo clasificado) y no se supo valorar en su justa medida la situación en la que el equipo estaba. Se pedía tranquilidad y como he dicho antes, que se siguiese mirando para abajo. Los protagonistas tomaron nota: relajación y conformismo. Nuestro enemigos de siempre que propiciaron la llegada de una racha nefasta y que iba a ser definitiva. El equipo se descompuso y el míster (persona sensata, honrada, que ha sabido echarse a un lado cuando debía hacerlo y a la que que desde este blog quiero desearle la mejor de las suertes) no supo ponerle remedio y se vio superado.
El final ya nos lo sabemos. Osasuna vuelve a Segunda división y deja el selecto grupo de los 6 equipos (ahora 5) que no conocen lo que es la categoría de plata en todo el siglo XXI.
El final ya nos lo sabemos. Osasuna vuelve a Segunda división y deja el selecto grupo de los 6 equipos (ahora 5) que no conocen lo que es la categoría de plata en todo el siglo XXI.
Termina así una temporada demasiado marcada por lo extradeportivo (asambleas movidas - pincha aquí- , despidos tardíos, polémicas con Hacienda, etc) y demasiado marcada también por lo que yo pondría como principal motivo del descenso 20 años después: la pérdida de identidad que sufrió el equipo y que ya traté en este blog hace unos meses (pincha aquí)
Al hilo de esto último... no puedo dejar de comentar la despedida del capitán de los capitanes. Con la retirada de Patxi Puñal tras 513 partidos con la camiseta rojilla ("el hombre de los récords"), se abre una nueva etapa en el club. El Sadar dice hasta luego a una de las personas que mejor representa los valores del club y que era (y seguramente va a seguir siendo) santo y seña de la institución.
Al hilo de esto último... no puedo dejar de comentar la despedida del capitán de los capitanes. Con la retirada de Patxi Puñal tras 513 partidos con la camiseta rojilla ("el hombre de los récords"), se abre una nueva etapa en el club. El Sadar dice hasta luego a una de las personas que mejor representa los valores del club y que era (y seguramente va a seguir siendo) santo y seña de la institución.
Acabo. Y lo hago deseando que el descenso nos sirva para aprender visto que sin tortazos somos incapaces de hacerlo.
El descenso del promesas el año pasado y del primer equipo en este, no es otra cosa que el final de un proceso de desnaturalización del club iniciado hace ya varios años (pincha aquí) y al que no se supo/quiso poner freno desde el minuto 0; que es lo que se debería haber hecho.
El descenso del promesas el año pasado y del primer equipo en este, no es otra cosa que el final de un proceso de desnaturalización del club iniciado hace ya varios años (pincha aquí) y al que no se supo/quiso poner freno desde el minuto 0; que es lo que se debería haber hecho.
Ahora toca recomponer todo, volver a nuestros orígenes, acabar con las guerrillas existentes en el entorno, centrar esfuerzos y con todo eso conseguido luchar la temporada que viene por regresar al lugar que a este club, como dijo el seleccionador Vicente Del Bosque ("La Primera División necesita equipos como Osasuna") le corresponde.
La Plaza del Castillo ya espera. #Regresaremos
¡Aupa Osasuna!
La Plaza del Castillo ya espera. #Regresaremos
¡Aupa Osasuna!
P.D. ¿Quién le cogerá el testigo a Trzeciak?
Post I D.P.
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