Hacemos excepción porque la ocasión lo requiere. Mucho ha
llovido desde aquella pretemporada de 2015 en la que dejé reposar este blog y
mi actividad en las redes sociales. Hoy vuelvo por un instante para, no va a
caber duda, homenajear a Enrique Martín Monreal tras su ya anunciada
destitución.
Y lo hago porque errores presentes o errores pasados, aciertos pasados o aciertos presentes... creo, y ahí estaremos todos de acuerdo, que se lo merece.
Y lo hago porque errores presentes o errores pasados, aciertos pasados o aciertos presentes... creo, y ahí estaremos todos de acuerdo, que se lo merece.
Comenzaré echando la vista atrás.
Su llegada al banquillo rojillo (por segunda vez)
se produjo en una de las temporadas más complicadas de la historia reciente de
la institución. Tras producirse la salida de aquellas maneras de Jan Urban, persona que trajo la ilusión al osasunismo tras el descenso... (Mateo mediante), llegó la Bruja de Campanas. Martín enderezó
el rumbo y dio paso, previo susto en su salud, a una de las páginas que quizás
y según se vea, no sea de las más gloriosas (el trascurso de aquel partido fue tan bochornoso como la temporada) pero sí de las más importantes de
nuestra historia: la de la salvación en Sabadell en el minuto 94 tras gol del
ahora lesionado Javier Flaño.
¿Quién no recuerda su galopada por la banda para
lanzarse al montón final de los jugadores que se produjo fruto de la
celebración del gol con motivo de la alegría y el jolgorio que aquello suponía?
Tras esto, comenzó una nueva temporada. Una nueva
temporada en la que casi nadie presagiaba el final que nos esperaba. Llegó
Oviedo con su carambola… llegó el play off con nuestro paseo militar (y
permitirme la expresión. Pero es que…. fuimos la host…!!), nos plantamos en Tarragona y finalmente llegó
aquel 18 de junio de 2016 en Girona. Día en el que la liamos y de verdad. Entre la afición, los jugadores y
Martín, volvimos al lugar que nunca debimos abandonar, el lugar que nos corresponde,
la Primera División. O como diría Martín al ÁTICO de los áticos.
Hoy tanto el míster, como la afición, como el
club, comenzamos una nueva etapa. Y lo hacemos, al menos de momento (porque no creo que Martín haya escrito todavía su último capítulo) de forma
separada…
Asi que desde aquí míster... gracias por este tiempo,
gracias por haber hecho que este club volviese a sus raíces y gracias por
dejarnos donde todo el mundo quería volver a estar tras aquel fatídico descenso del año 2014.
Ni tus gestas, ni tampoco tu canción caerán en el olvido...
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