Pues ya se ha hecho oficial. Kike Sola abandona
Osasuna para marcharse al rival de los rivales. Al equipo que al parecer no
dejar dormir a gran parte de la afición rojilla, el Bilbao, en una buena operación rojilla que deja 4 (que no 4,8) millones de euros en las arcas rojillas.
Se va un jugador diría que alabado por pocos y
discutido por muchos. Uno de esos jugadores a los que una extraña atmósfera les
rodeaba cada vez que saltaban al césped del antes Reyno de Navarra y ahora ya
El Sadar. Y todo ello, a pesar de su ratio alto de minuto/goles/puntos. ¿Sus números? Ya digo, hablan por sí solos. ¿Sus logros? Ahí están (dos
permanencias agónicas nos dieron sus goles) ¿Lo demás? Allá cada cual.
Desde aquí desearle toda la suerte del mundo.
Gracias por estos años de fútbol (que pudieron ser más si no se hubiese producido aquella "patadica a lo greco-soriana en el trasero") y que sepas que cuando regreses a jugar aquí, aunque sea ya con otra
camiseta y encima ESA!, yo, desde mi butaca del viejo Reyno te recibiré como merece un
jugador que en siete años de rojillo lo ha dado (unas veces con más fortuna que
otras) todo por la camiseta del equipo de su tierra.
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